Luego de que sus casas fueran destruidas por el sismo de 7.2 en el 2010, y protección civil declarara la zona no habitable, pobladores tienen una nueva vida en el fraccionamiento Renacimiento del Valle.

Rehacen su vida tras sismo de 7.2

El agua que brota del suelo, los automóviles que se mueven con violencia y los momentos de terror son los momentos más memorables para los afectados por el sismo de magnitud 7,2, que residen en la zona de Renacimiento del. Vale.

Descendientes de ejidos como Oaxaca, Durango, Cucapah Mestizo o Zacamoto, muchos de los Renacimiento del Valle eran familias que perdieron sus casas en el terremoto y tuvieron que mudarse a la zona.

Aproximadamente a las 15:40 horas del 4 de abril de 2010, día de Pascua, cuando los mexicanos y los residentes de las localidades cercanas fueron sacudidos por un terremoto de magnitud 7.2, que causó grandes daños a la infraestructura de la ciudad y al menos cuatro personas murieron.

“Comenzó a temblar muy feo, y luego se comenzaron a llenar las calles de agua, y las casas de mi familia, de mi sobrino, la casa de mis padres se llenaron de arena, comenzó a salir arena con agua” recuerda Arturo Lares Montoya “así estaban todas las casas de mi familia, todas hundidas”.

Originario del ejido Cucapah Mestizo, Arturo de 75 años de edad no ha olvidado el movimiento de los cerros durante el día del terremoto, ni el susto que vivieron él y su familia durante el tiempo que duró el terremoto, así como tampoco el agua que comenzó a brotar del suelo e inundó su vivienda.

Arturo y su familia fueron recibidos en el Poblado El Faro, donde miembros de un grupo religioso recibieron y alimentaron a decenas de familias afectadas de distintos ejidos del Valle.

Entre estas familias se encontraba además la de Juana Márquez, también originaria del Cucapah Mestizo, quien recuerda que a consecuencia del movimiento su casa terminó parcialmente hundida en su terreno.

A poca distancia de la cuadra donde se encuentran las viviendas de Juana y Arturo vive Luz María Salazar, originaria del ejido Durango, quien junto a su esposo e hijos logró salir de su vivienda antes de que esta se perdiera por completo a consecuencia del sismo. “Empezamos a correr con los niños, y todo empezó a llenarse mucho de agua y a salir mucha arena, nos empezamos a salir para los cerros, y pues toda la carretera destrozada y todo eso” resalta “se nos perdió todo, la mente, porque no sabíamos ni en qué día estábamos, todo muy feo”.

Fue casi un mes el tiempo que Luz, su familia y algunos de los vecinos estuvieron durmiendo en los cerros, ante el temor de volver a casa pues continuaban los sismos, hasta que finalmente regresaron a tratar de recuperar su casa. “Al tiempo regresamos pues, a limpiar, y para ya no estar todo el tiempo allá donde estábamos, a la intemperie” dice “después de que dieron las primeras casas, como a los ocho meses nos dieron a nosotros, ahí en la casa dormíamos afuera”.

En los meses siguientes al terremoto, autoridades estatales comenzaron a buscar a los afectados, a quienes sumaron a una lista para otorgarles una vivienda en lo que actualmente es el fraccionamiento Renacimiento del Valle.

De acuerdo a lo comentado por los entrevistados y por vecinos de la zona, es común que en una cuadra se encuentren varias personas del mismo ejido, por lo que muchos vecinos se conocen desde antes del terremoto.

Sin embargo, también hay casas que lucen casi idénticas a como fueron entregadas, viviendas vacías que han sufrido robos y otras más que fueron vendidas por sus dueños originales, quienes dejar Mexicali para volver a su lugar de origen o hacia los Estados Unidos.

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